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sábado, 27 de abril de 2013

Adoro a Mauro

¿Qué es lo que sucede cuando este libro cae en tus manos? Difícil de explicar, pero lo voy a intentar.
Recomendado por mucha gente, entre ellas alguna amigas, decido comenzar a leer este libro ayer viernes, a eso de las 19:30. Tras leer el primer párrafo me doy cuenta de que este libro no tiene desperdicio. Al pasar la primera página me doy cuenta que sonrío. Y sin saber cómo, acabo sentada en el sofá, retorciéndome de la risa, mientras mi marido me mira con cara de "¿Y a ésta qué le pasa ahora?" y mi hija de nueve años me pregunta "Mamá, ¿te has fumado un porro?". Comentario que por supuesto, agudiza mi ataque de "descojono descomunal"
Me toca coger un pañuelo y LIMPIARME LAS LÁGRIMAS. Estoy llorando de risa. Así que dejo el libro sobre la mesita del comedor y me dispongo a preparar la cena. Ligera, porque empieza a dolerme la barriga a causa del "ataque de risitis aguda".
"Mamá, ¿puedo jugar con la Wii?"
"Pregúntale a tu padre cariño, que la mamá no quiere ver la tele."
A lo que mi hija se va a preguntarle a su padre si la deja. El pobre, resignado, le dice que vale. Yo sigo en la cocina, recogiendo los restos de la cena, mientras mi marido friega los platos. Me comenta que quiere ir a ver tocar a unos amigos que tenemos mientras yo sigo recogiendo y recordando el momento bomba-microondas que he leído en el libro, cosa que provoca un nuevo ataque de "risitis", esta vez, no tan agudo.
"Cielo, ¿me estás escuchando?"
"No" Para qué mentir si se nota que paso olímpicamente de lo que me está diciendo.
"Te decía que no sé si llamar a éstos (referencia a los amigos que tocan música) e ir un rato a verlos"
"Me parece buena idea. Ves si te apetece. Con todo lo que hemos pasado (cosa que no voy a relatar porque no viene a cuento) te mereces desconectar un poco. Anda, llámalos y vete un rato."
"Es que no quiero dejarte sola." (El santo varón que tengo por marido lleva un mes pendiente de mí a causa de nuestro problema)
"No te preocupes, cariño. Yo voy a seguir leyendo." Puntualizo que adoro leer (no menos de dos libros al mes) y que mi marido no lee ni la sección de deportes del periódico.
"Entonces, ¿no te molesta?"
"No cielo. Anda, métete en la ducha y vete un rato" (que yo estoy deseando saber que pasa con la "tetona" y con Mauro)
Mientras mi marido se da una ducha, tras la pertinente llamada de rigor a los colegas, yo me siento de nuevo en el sofá y me pongo a leer. Resultado, segundo ataque de "risitis aguda" que provoca espasmos en mi estómago, cara de estupefacción en mi hija que mi mira cómo diciendo "mi madre está flipada" y que las lágrimas vuelvan a brotar de mis ojos.
Tras los besos de rigor, el te quiero que siempre me da, el ten cuidado (por si bebe y hay pasma) y el "cuida de mamá", mi marido se va a despejarse un rato. Lo necesita, igual que yo, pero mi despeje tiene otro nombre: ADORO A MAURO.
Once y veinte de la noche. Mi hija hace rato que se ha cansado de jugar a la consola y está viendo la tele en mi habitación. ¿Por qué? Porque toda digna ella a sus nueve años me ha dicho: "Mamá, me voy a tu cuarto a ver el Disney Chanel porque no me entero de nada con tus ataques de risa." Santa razón que tiene la niña. He usado tres pañuelos de papel para limpiarme las lágrimas.
Mi peque asoma por la puerta del salón. "Mamí, me acompañas a la cama".
¡BUF! ¡Qué pereza! Estoy leyendo un momento de esos "cumbres" en lo que sé que me va a dar otro ataque de "risitis aguda"
"¡MAMÁ!" Grita que reclama mi atención
"Vamos tesoro"
Resignada dejo el libro, colocando antes el marca páginas en su correspondiente lugar. Acuesto a mi hija, le doy dos besos, apago la luz y me dispongo a seguir leyendo. Efectivamente el enésimo "momento cumbre ha llegado" y me da otro ataque de "risitis aguda"
¡PUM! Mi hija se ha cabreado y ha cerrado de un portazo la puerta de su dormitorio. Voy a ver qué sucede.
"Cielo, ¿qué pasa?"
"Mamá, así no hay manera de dormir" Tiene el ceño fruncido y echa chispas por los ojos. "Descojono descomunal" el que me da al verla así, lo cual provoca que me fulmine con la mirada. Decido hacer las paces dándole un beso en la frente y cierro la puerta.
01:45h. Recostada en mi cama leo la última línea de ADORO A MAURO. Se me han acabado los pañuelos, así que toca secarse las lágrimas provocadas por el ataque de "risitis aguda" con las mangas del pijama. A todo esto, he tenido que ir tres veces la baño para no "mearme de la risa" y lo digo en el sentido más literal de la expresión. Y por cierto, tengo agujetas en la barriga de tanto reír.
Al fina Mauro ha conseguido dos cosas. Primero, que durante horas me olvide del "horribilis" mes que he pasado. Y a su chica, que por supuesto no voy a decir quién es.
Desternillante, ingenioso, dicharachero, divertido, original y brillante ADORO A MAURO, de Yolanda Quiralte, es un libro que no os puede faltar.
Porque estoy segura de que cuando empecéis, no podréis parar.
NOTA: 15 SOBRE 10
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2 comentarios:

  1. Merece la pena haberlo escrito, solo por tu reseña. No sabes lo que significa para mí. Un abrwzo bien grandote.

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    Respuestas
    1. lo cierto es que me lo pasé genial leyendo el libro!!! Es para morirse de risa!!!!
      Adoro a Mauro!!!! Con razón le pusiste ese título. Acabas adorando a este loco sinvergüenza!!

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