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sábado, 10 de diciembre de 2016

Un Verano en la Provenza

Hola amigos:
tras estar ausente durante bastante tiempo, hoy quiero presentaros uno de los libros que más me ha gustado de este año. Se trata de Un verano en la Provenza, de Olivia Ardey.
Os dejo la sinopsis:
La vida de Monique se derrumba el día que cae en las trampas de su profesión. Pocas semanas después de recibir el premio más prestigioso de la Asociación de Periodistas de Francia, la prensa rosa publica unas fotografías suyas en actitud comprometida. Incapaz de enfrentarse al acoso mediático, abandona París para refugiarse en la Provenza. Allí revivirá sus días de adolescente tímida, siempre a la sombra de su prima Giselle, se reencontrará con Paul, el hombre que le dio su primer beso y descubrirá el origen secreto de la tía que las acogía durante aquellos veranos de infancia.
Escaparate Ex Libris,
Dénia
Pero si tía le había reservado otro regalo; la llave de un secreter que alberga un diario que le revelerá la historia de una joven cuyo único pecado fue amar a un soldado alemán durante la ocupaión de París. A medida que se adentre en sus páginas, Monique sentirá cómo renacen sus sentimientos hacia Paul. Pero él ya no es el joven divertido, despreocupado y apasionado de la natación que le hizo descubrir el amor; el tiempo y los desengaños has marcado a fuego su carácter. Sin embargo, el destino tiene prevista una sorpresa para ellos. Algo que ambos ignoran, los unirá de algún modo para siempre. 

Olivia Ardey y una de sus
lectoras


De la magistral pluma de Olivia, nos llega esta bonita historia de amor, enclavada en la bella Provenza francesa. A través de sus campos de lavanda, ese bonito pueblo que se nos abre ante los ojos como una bella flor, de sus personajes de marcados caracteres y alocadas vidas en algunos casos, nos adentraremos en la vida de Monique y Paul. Las relaciones que ambos establecen con sus progenitores son hermosas, a la par que muy diferentes. Así mismo, Monique tiene una relación muy especial con dos amigas, a las que podríamos considerar hermanas. 
Olivia Ardey y
Merche Diolch
Pero si hay algo que me ha gustado de este libro es, sin lugar a dudas, esa historia de amor clandestino que se nos narra a través del diario. Puedo asegurar que llegó a ponerme los pelos de punta de la emoción. 
Si hay algo que quiero destacar de la forma de escribir de Olivia es la capacidad que tiene para sumergirnos en los escenarios. Sin un uso desmesurado de adjetivos, cada vez que leo uno de sus libros, soy capaz de ver, oler y saborear y sentir todo aquello que nos describe. Es por eso que Olivia Ardey está entre mis escritoras favoritas. 
Fotomontaje hecho por Olivia Ardey
En esta ocasión, además, tuvimos la grandísima suerte de Olivia presentara su novela en Ex Libris, Dénia. Fue una tarde maravillosa, rodeada de amigos y gente a la que adoro. Vino Merche Diolch, bloguera y organizadora del RA (Encuentro de Romántica Adulta que se celebra todos los años en Febrero en Madrid). También contamos con la presencia de reconocido profesor de guitarra clásica, Vicent Mut Abellán, que nos deleitó con una pieza maravillosa. Un pequeño regalo que le hicimos a Olivia en agradecimiento por su presencia. 
Olvia Ardey y propierarios de
Ex Libris, Dénia
Pero al margen de contar con ella y tener la oportunidad, una vez más, de charlar con Olivia, de todos los libros que he leído de Olivia, este ocupará un lugar especial para mí. 
Así que mi nota es de 10 sobre 10 
Olvia Ardey, Vicent Mut y
Mercedes Perles
Una vez más Olivia, gracias por tu presencia ese día y estoy deseando poder leer pronto algo nuevo tuyo. 






Ex Libris, Dénia. 


viernes, 29 de julio de 2016

Crónica de #QuiénMeLoIbADecir (I)

Hola queridos amigos:
Sé que he estado mucho tiempo desaparecida, pero entre el trabajo y la promoción, me ha sido imposible ponerme al día antes. Así que a partir de hoy, os voy a ir haciendo una crónica de todo lo que me ha acontecido desde que mi última novela, ¿Quién me lo iba a decir? salió a la venta el día 19 de Mayo del 2016. Os recuerdo que esta novela ha sido la ganadora del X Certamen de Novela Romántica de la editorial Terciopelo.

Día 19 de Mayo:
Con mi "prima" Mabel.
Con Gema, amiga de la infancia.
Sale a la venta ¿Quién me lo iba a decir? y una, que no tiene vergüenza ni nada que se la parezca, se hizo una camiseta con la portada de la novela y se pasó todo el día en la librería Exlibris de Denia, de promoción, firmando ejemplares a todo aquel de que se acercó y que quiso llevárselo dedicado. Teníamos bizcocho y unas ganas tremendas de pasarlo bien, y así fue. El cariño con el que me trataron, tanto los dueños de la librería como todo el que se acercó, fue maravilloso. Amigos, conocidos, compañeros y familiares estuvieron arropándome y apoyándome. Fue un día maravilloso!!!! os lo aseguro.



Con Vanesa, compañera del colegio.

Con Maria.

Escaparate de Exlibris

Con Rosa y Maisa, compañeras.

Con Majo.

Con Jezabel.

Con Rosana.

Bizcochos y libros

Con Ana.

Con PAtricia y Paula. 


Con Raquel y Jesús, mis vecinos

Con Mar, compañera y amiga del instituto

Con Olga.


Con Inma, amiga y compañera del colegio.
Con mi Feli, mi pío pío. Jamás me has fallado, preciosa. 




Con Yola, amiga de años.


Como digo, fue un día maravilloso y genial.
Gracias a todos los que estuvisteis allí!!!!!
Besazos

lunes, 15 de febrero de 2016

Experiencia en el RA 2016

Hola amigos:
Hoy quiero hacer una reseña de lo que ha significado para mí el RA 2016. Y os aseguro que es difícil explicar todo lo vivido allí.
Con Merche Diolch
 Para empezar quiero dar las gracias a Merche Diolch, creadora de este evento, todo su trabajo, tanto el de ella como el de ese batallón de gente que la ayuda sin pedir nada a cambio. Porque organizar algo como el RA, con más de 500 personas, que todo salga a la perfección y que encima se haga con una sonrisa, no es tarea nada fácil. Pero si de algo es capaz Merche, es de eso y mucho más.
Con Regina Román. 
Allí, en el RA (encuentro de Romántica Adulta) tuve la oportunidad de conocer en persona a muchas escritoras y lectoras que conocía a través de las redes sociales, y os puedo asegurar que era como si nos conociéramos de toda la vida, haciendo esos momentos cercanos e inolvidables. Fue una experiencia maravillosa.
Con Noelia Amarillo
El RA es mucho más que la oportunidad de conocer a tus escritoras de cerca, eso os lo aseguro. Es una ocasión única para disfrutar de lo que nos gusta, lo que nos entretiene y lo que nos apasiona, la literatura romántica. Y si a eso le sumamos que cuando conoces a todas esas escritoras te das cuenta de que son enormes y cercanas personas, capaces de hacerte sentir que formas parte de su vida, eso es precioso y mágico.
Con Megan Maxwell, Nieves Alonso y mi hija
Para mí fue extremadamente grato conocer a muchas de ellas, otras se me escaparon, pero ya las pillaré, eso dadlo por seguro.
En mi caso, además, como ganadora del X Certamen de la Editorial Terciopelo, con la novela ¿Quién me lo iba a decir?, tuve que hablar en mesa de ponentes ganadores de concursos literarios. La moderadora, Laura Nuño, escritora también de romántica, fue un amor de mujer, consiguiendo que todos mis nervios desaparecieran a los cinco minutos de sentarme. También mis compañeras de mesa, con Anna Casanova, Mara Soret, Maria José Tirado, Mayte Esteban e Isabel Keats, cercanas y amables, hicieron eso posible. Fue un momento maravilloso, que atesoraré en mi mente siempre y que guardaré en mi corazón.
Con Laura Nuño
También tuve la suerte de coincidir allí con esas maravillosas personas que conocía a través de las redes sociales y que por fin podía abrazar y achuchar. Los abrazos y achuchones tuvieron como consecuencia que me dieran tres tirones en el cuello, pero me importaba un bledo porque esa sensación de estrechar entre tus brazos a esas personas, fue maravillosa.

 Y por si todo esto fuera poco, pude encontrarme a una escritora de mi misma ciudad a las que no tenía el placer de conocer en persona. Amagoia Arce fue esa persona y la conexión fue brutal desde el primer momento. Ahora tenemos un café de varias horas pendiente.
Con Amagoia Arce, escritora de Dénia. 
De comida con Amigas
Otro de los momentos maravillosos vividos fue cuando nos íbamos a comer, con esas personas que no había conocido en persona. Una conexión casi mágica nos unió, como si todos los días nos viéramos, como si nos sentáramos a tomar café todas las semanas y a charlar de todas nuestras cosas. Allí estaban Raquel Cruz, Marta, Elena Cruz, Nieves, Tamara, Esther, Ani, Elena, Haizel, Emma. Maravillo y mágico, os lo aseguro. Sólo lamento que allí faltara mi pío pío, Feli, esa amiga incondicional que tengo que no pudo venir. Pero guapa, no estarías de cuerpo presente, pero si en nuestras cabecitas y nuestros corazones.

Megan Maxwell.
Con Olivia Ardey
 Y qué deciros de lo que sentí cuando pude conocer a mis escritoras favoritas. Son tan, pero tan grandes que es casi imposible describir lo que sentí. Maravillosas, cercanas, cariñosas, simpáticas, alegres, algo alocadas y fantásticas. Me llevo grandes y preciosos recuerdos de esos momentos.
 Recordaré esos momentos en el Ave cuando por fin pude darle dos besos a Olivia Ardey, o cuando me tropecé con Megan Maxwell y acabamos abrazadas, o cuando me senté en las escaleras del auditorio a charlas con Noelia Amarillo como si nos conociéramos de toda la vida. Eso no se olvida jamás.
Merche Diolch y Nieves Alonso
Fueron dos días de carreras, locuras, risas, emociones embriagadoras, nervios, felicidad, cansancio y agotamiento, pero dos días que no olvidaré jamás.
Nieves con La Princesa de Luz
Así que desde aquí, darle las gracias a Merche Diolch y su equipo por ese excelente trabajo que hacéis. Ya te lo he dicho Merche, de mayor quiero ser como tú!!.
También quiero agradecer a la editorial Terciopelo la oportunidad que me dieron de estar allí y que jamás olvidaré esos dos días.
Con Emma MAldonado
De verdad amigos, si algún día tenéis la oportunidad de ir al RA, no la desaprovechéis, porque no os decepcionara.
Yo, si puedo, no me pierdo ni uno más.
Feliz Día y que la literatura romántica siga creando estos mágicos momentos.
Un abrazo a todos.

Con Raquel Cruz










martes, 2 de febrero de 2016

lunes, 1 de febrero de 2016

En el RA 2016

Hola amigos:
Sois muchos los que me habéis preguntado cuál es título definitivo de la novela con la que gané el X Certamen de Romántica de editorial terciopelo. Se presentó bajo el título provisional de "Por culpa de un cucurucho" pero en el RA (encuentro de Romántica Adulta) que se celebra en Madrid los días 12 y 13 de Febrero, daremos a conocer el título definitivo de la novela, que, si no pasa nada, saldrá en Mayo.
Si queréis seguir informados, podéis seguir el blog de yo leo RA
Os mantendré informados.
Feliz día

viernes, 22 de enero de 2016

Primer capítulo de la Princesa de luz

Buenos días amigos:
Aquí os vuelvo a dejar el primer capítulo de La Princesa de Luz, la continuación de La Reina Valyria. Os recuerdo que ambos libros están disponibles en formato papel y Kindle. Sólo tenéis que pinchar sobre el nombre del libro y el enlace os conecta con amazon.
Espero que os guste.
Feliz día a todos.



CAPÍTULO UNO
       Observó por última vez su reflejo en el espejo. No es que le hiciera mucha ilusión acompañar a sus primas aquella noche, pero si al final resultaba que aquel humano no era el Vahal de Tamara, ella y su prima Mhira tendrían que acudir a socorrerla y protegerla mientras sufría el Mhado[1]. Aunque hacía casi cien años que se había firmado la tregua entre las Valyrias y las sombras, últimamente las cosas andaban muy revueltas. Y Aliena sabía que era por su culpa, porque ella iba a ser quien ejecutara a Magnus en pocos días.
Cogió la cazadora de piel y enfiló las escaleras, pensando en el papel que ella representaba. Su madre y su padre no le habían contado mucho, sólo que tendría que eliminar a Magnus, el Príncipe de las Sombras, que encima era su abuelo paterno. Si se suponía que eso debía ser un impedimento para que Aliena cumpliera su objetivo, todos estaban equivocados. Ella, La Princesa de Luz, liberaría al mundo de la amenaza de Magnus, cómo se suponía que debía ser.
Anduvo los escasos metros que separaban su casa de la de sus padres. La Reina Valyria y su Vahal siempre querían saber dónde iba su hija cuando abandonaba la urbanización. Exceso de protección, pensó Aliena, pero en el fondo no les culpó. Ella era la única hija que habían tenido en cien años.
Llamó al timbre de casa de sus padres. Era una costumbre que había adquirido tras entrar un día a tropel en aquella casa y pillar a sus padres echando uno de esos polvos de infarto en el sofá. A ella por poco se le salen los ojos de sus órbitas mientras sus padres ni se inmutaron.
No obtuvo respuesta. ¿Dónde demonios se habrán metido? Pensó Aliena. Sacó su iPhone del bolsillo y miró la hora. Levantó las cejas en señal de desconcierto. Era extraño que siendo casi las ocho de la tarde sus padres no hubieran llegado a casa. Y en eso escuchó el patinar de unas ruedas. Su madre había llegado a casa y parecía furiosa.
Dentro del BMW Deportivo último modelo sonaba Highway To Hell a todo volumen y eso era claro indicio de un soberano cabreo por parte de su madre. Y cuando la vio como trataba de cerrar de un portazo la puerta deslizante del coche, vio confirmadas sus sospechas. Nymeria estaba de un humor de perros.
―Hola mamá.
― ¡AG! Maldita puerta del demonio. ¿Por qué diablos no las hacen cómo las de antes?― Los ojos rojos de Nymeria refulgían con una furia que asustaría al mismísimo Diablo.
―Mamá, ¿me has oído?
―Sí Aliena, te he escuchado.
― ¿Qué ha pasado para que estés de ese humor de perros?
Pero Nymeria no tuvo tiempo de responder. En ese momento se abrió uno de los portales de tele transportación que su padre había inventado para que las Valyrias y sus Vahals pudieran moverse a través del mundo.
― ¡NYMERIA!― Mal asunto que su padre gritara de esa forma. Y cuando apareció tras el portal, las sospechas de Aliena se vieron confirmadas. Su padre estaba todo cubierto de barro.
― ¿Papá? ¿Pero qué ha pasado?
 Su padre no respondió. Con tres enormes zancadas pasó por el lado de Aliena y se plantó frente a su madre, bufando como un toro apunto de embestir.
―Pequeña estúpida. ¿Se puede saber por qué me has hecho esto?
―Ni se te ocurra llamarme estúpida, imbécil. Además, tú te lo has buscado, por capullo.
― ¿Qué yo me lo he buscado?― Dijo mientras arrinconaba a Nymeria contra la pared. Aliena seguía observado a aquel par con resignación. Con los años había aprendido que sus padres se amaban y odiaban de igual manera. No había día en que aquel par no discutieran y solucionaran sus broncas en la cama. ―Escúchame bien, no voy a permitir que cualquiera que se acerque a ti te tire los trastos de una forma tan descarada. Eres mía, Nymeria, mi mujer y mi Valyria. Así que quien quiera algo contigo, que se atenga a las consecuencias.
―Sé defenderme sola, soplagaitas.
Daniel pegó su cuerpo al de Nymeria, apretando su erección contra el vientre de su reina. Los ojos de ambos llameaban como hambrientas flamas, deseosas de fundirse las unas con las otras.
―Me importa una mierda si te sabes defender sola o no. Eres mía, Nan, y no voy a consentir otro comportamiento así por parte de ningún humano.
―Te recuerdo que aquí mando yo, Vahal―. Dijo Nymeria mientras cogía a Daniel por los testículos.  Luchaba contra el enorme deseo de sentirlo en su interior. Aquel chulo y prepotente hombre que antaño fue humano y que la había vencido, era capaz de sacar a Nymeria de sus casillas con una facilidad espantosa, y hacer que ella cayera rendida ante él una y mil veces aún con más facilidad. ―Así que si yo te doy una orden, es para que la obedezcas.
―Qué te lo has creído, Nymeria―. Dijo mientras le tomaba el rostro con una de sus enormes manos y le metía la lengua hasta la garganta. Con la otra se liberó de la sujeción de su reina. 
Aliena decidió que allí sobraba. Estaba claro cómo iban a solucionar aquellos dos el tema. En la cama. Probablemente harían el amor durante horas. Se encaminó de nuevo a su casa y se subió a su Mercedes Descapotable. Era hora de recoger a sus primas.
Pero las broncas no terminaron cuando dejó a sus padres. Tamara puso el grito en el cielo en cuanto entró en el coche.
― ¿Pero se puede saber dónde vas vestida con eso?
―Te acompaño a tu cita, por si lo habías olvidado.
―Mhira, por favor, dile algo. No puede aparecer vestida así. ¡Se ha puesto el mono de piel!
―Tamara, escúchame bien, yo simplemente voy a acompañarte hasta el lugar dónde has quedado con tu cita. No pienso bajar del coche.
― ¡Pero le dije a Marc que viniera con dos amigos! No me puedes hacer esto Aliena.
―Por supuesto que puedo. Primera, porque soy la mayor de las tres. Segundo, porque estoy hasta las narices de que trates de hacer de casamentera. Y tercero, porque soy tu princesa. Así que te fastidias, Tamara.
― ¿Por qué tenías que heredar el endemoniado carácter de tus padres?
―No me calientes Tamara, o te mando con la bisabuela. Te lo advierto. Estoy aquí como Valyria, para protegerte si ese humano, que por cierto parece imbécil, no es tu Vahal. Punto y final de la discusión―. Dijo mientras estacionaba el coche. Habían llegado al restaurante donde Tamara había quedado con los humanos.
Su prima no dijo nada. Bajó del coche con el rostro rojo como un tomate a causa de la ira. Lo cierto es que Aliena tenía el mismo carácter que sus padres. Hosca, fuerte, orgullosa, y Valyria.
―Aliena, no le hagas esto, por favor.
―No empieces tú también Mhira.
―Escúchame, ¿vale? Para Tamara esto es importante. Está convencida de que ese humano es su Vahal. Y está de los nervios. No pretende hacer de casamentera. Simplemente quiere estar un rato tranquila y relajada antes de dar el paso. Y quiere que estemos con ella. Somos más sus hermanas que sus primas, Al.
Aliena se giró sobre su asiento y clavó sus ojos verdes en los de Mhira. Vio que su prima no le mentía. Lo cierto es que Mhira se parecía mucho a su tía Altea, mientras que Tamara era un clon de su otra tía, de Andrómeda. Una sensata, la otra medio descerebrada. Suspiró antes de hablar.
―Está bien, voy con vosotras. Pero como el humano trate de tirarme los tejos o de meterme mano, le corto los huevos. ¿Entendido?
―Clarito como el agua―. Le respondió Mhira mientras le pasaba una camiseta verde, unos vaqueros y unos zapatos de tacón. ―Te espero dentro.
Aliena volvió a suspirar antes de cambiarse de ropa. Bajó la capota del coche, apretó el botón que tintaba todas las lunas del coche de negro y se cambió. Cogió su arma, se la enganchó en el cinturón y bajó. Sólo esperaba que aquellos humanos no intentaran nada con ella ni con su otra prima, porque si se ponía de peor humor, aquello acabaría mal, muy mal.
En uno de los sofás de piel blanca estaban sentadas sus primas con tres humanos. Marc, el humano que había escogido Tamara, era un joven de apenas veinticuatro años, de pelo castaño y ojos marrones. Tenía el cuerpo atlético y miraba a su prima como si quisiera comérsela enterita. Aliena juraría que el tipo estaba a punto de empalmarse.
Mhira estaba sentada al lado de un moreno de ojos azules. Guapo y cachas, como dirían sus primas. Un bombón para Mhira, que deseaba con la misma insistencia que Tamara, encontrar a su Vahal. Era cierto que las Valyrias eran ardientes y apasionadas. Su madre y sus tías eran una prueba de ello, pero Aliena era de las que pensaba que un hombre tenía que tener algo más que un cuerpo de infarto para poder trastornarla. De hecho, su padre era un ejemplo de ello. Daniel siempre había sido un hombre guapo, musculoso y atractivo, pero lo que había hecho que su madre cayera rendida ante él, era que había sido el único hombre con un par para plantarle cara a Nymeria. Y Aliena se parecía demasiado a su madre. Siempre causaba el mismo efecto en los hombres. Primero se ponían cachondos y luego se asustaban cuando sacaba su carácter.
El tercer humano era un joven de cabellos rubios oscuros y ojos verdes. Guapo y atractivo, pero un creído. No dejaba de tocarse el pelo y de mirar su reflejo en el espejo que había de fondo. Aliena suspiró antes de sentarse a su lado.
―Vaya, ¿al final has venido?― Le dijo Tamara. Aliena bufó por lo bajo mientras fulminaba a su prima con una mirada. ―Te presento a Christian―, dijo señalando al rubio que estaba a su lado, ―y a Enzo―. Y esta vez señaló al moreno que estaba sentado al lado de su prima Mhira.
―Hola preciosa―. Dijo Christian. ―Encantado de conocerte.
―Lo mismo dijo―. Respondió Aliena tratando de sonar educada. Aquel tipo la había desnudado con la mirada.
― ¿Te apetece que tomar algo?― Christian pasó su brazo por encima del respaldo del sofá y apoyó su mano sobre el hombro de Aliena. Observó como Christian se recolocaba el paquete. Al parecer se estaba poniendo cachondo. Aliena no quería montar ningún numerito mientras su prima Tamara estuviera todavía allí, pero su humor iba empeorando por momentos. ¿Por qué cojones no me habré quedado en el coche? Pensó Aliena. Decidió que no iba a montar ninguna escena, pero que iba a poner a aquel humano salido en su sitio.
Se acercó un poco más a Christian, dejando ver su escote, le puso una mano en una pierna y le susurro al oído.
― ¿Te gustaría conservar las pelotas en su sitio? Pues deja de tratar de llevarme a la cama. No estoy aquí porque quiera echar un polvo contigo. Estoy aquí por mi prima, ¿entendido capullo? ―Y le agarró los testículos. Mientras hablaba había deslizado su mano hasta las partes íntimas de Christian. Éste se limitó a asentir incapaz de pronunciar palabra alguna.
Aliena siguió observando la sala. Paseó sus ojos por todos y cada uno de los humanos que estaban sentados allí. Y fijó su atención en tres tipos sentados en el rincón más alejado del establecimiento. Aquellos tres tenían su mirada clavada en sus primas y en ella. Sombras, pensó Aliena. Aunque no le había llegado el característico olor a huevos podridos, estaba completamente segura de que aquellos tres eran sombras. No podía fastidiarle la cita a Tamara, y tampoco podía llevarse a Mhira con ella para ver qué era lo que estaban tramando aquellas sombras, así que decidió mentirles y dejar que las dos siguieran con los planes establecidos.
―Yo me voy ya―. Dijo mientras se ponía en pie.
― ¿Cómo que te vas? ¿No habías dicho que te quedabas?
―Acabo de recordar que tengo que ir a un sitio muy importante. Mhira, cuando quieres que te lleve a casa, llámame y te recojo―. Sabía que con aquellas palabras su prima entendía el mensaje. Si Marc resultaba no ser el Vahal de Tamara, Mhira llamaría a Aliena y ambas irían a protegerla mientras sufría el Mhado.
No dijo nada más, se estiró la chaqueta para que no se le viera el arma, miró descaradamente a las sombras y salió por la puerta.
Anduvo tranquilamente por la calle, en dirección a un callejón que no había muy lejos de allí. Se giró un par de veces para ver si el trío de sombras la seguía y comprobó que así era.
En cuanto entró en el callejón, sacó su arma de debajo de la chaqueta y se preparó para recibir a las sombras. Pero no aparecieron. Pasaron los minutos y allí no se presentó nadie. Ni tampoco le llegó ningún desagradable aroma que le anunciara la presencia de sombras en las cercanías. Tras diez minutos agazapada, decidió incorporarse y acercarse lentamente a la boca del callejón. Pero en cuanto dio cinco pasos, ocho sombras la rodearon.
―Vaya, vaya, mirad a quién nos hemos encontrado. Aliena, qué sorpresa verte aquí.
―Sí claro, cómo si no supiera que me habéis estado siguiendo. ¿Qué queréis?
―Poca cosa―. Dijo la sombra que llevaba la voz cantante. Al parecer, seguían teniendo una jerarquía y aquel tipo era el líder de aquellas sombras. Pero sabía que ese tipo no era Arestes, el nuevo Príncipe de las Sombras. ¿Quién era y quién le había mandado? ―Simplemente queremos esa bonita cabeza que tienes en una bandeja de plata para llevársela a nuestro señor.
― ¿Qué pasa? ¿El capullo de Arestes se ha vuelto un cobarde y es incapaz de venir a capturarme él solo? ¿O es que sabe que no tiene ninguna posibilidad?― Aliena observó a las sombras. Seguía sin entender por qué no desprendían ese hedor que les caracterizaba.
―Lo cierto, querida, es que Arestes no es nuestro señor―. Y sin más dilación, se abalanzaron sobre ella.
Aliena saltó sobre sus talones y se impulsó con la suficiente fuerza como para saltar por encima de la cabeza de aquellos tipos que se lanzaron en tropel a por ella. Disparó su arma al mismo tiempo y derribó a dos sombras. Sacó una lágrima y entonó aquellas palabras que tanto temían las sombras.
Mhia sha rho[2]―. Una de las sombras abandonó a su huésped y, a la fuerza y con sumo dolor, acabó encerrada en la lágrima que Aliena sostenía.
La princesa cayó al suelo y tuvo que barrer de una patada a dos tipos más que iban a por ella mientras le disparaba a un tercero. De lo más profundo del callejón, cinco sombras más salieron a su ataque. Aquello iba a ser una guerra sin cuartel.
Aliena se encaró a tres sombras, derribándolas de una patada rasa. Pero las nueve sombras restantes, incluido aquel que parecía ser el líder, se lanzaron de golpe a por ella. Vació el cargador de su pistola en los cuerpos de cuatro de las sombras y se preparó para atacar a las demás. Lamentó haberse dejado el Whiren[3] en el Mercedes. Y justo en aquel momento sonó el iPhone de Aliena.
― ¡Joder! ―Dijo mientras esquivaba el golpe de una sombra y le propinaba una patada en la barbilla a otra. Al caer al suelo, se agazapó y barrió de otra patada a otro tipo que iba a por ella.―Responder―. Dijo Aliena en voz alto para que el teléfono reconociera la orden.
―Oye Aliena, parece que ese imbécil, como tú le llamas, sí que es el Vahal de Tamara. Llevan un buen rato metidos en la habitación que han alquilado y estoy hasta las narices de oírlos jadear. ¿Pasas a por mí y hacemos guardia en el coche?
―Estoy un poco liada ahora mismo, Mhira― vociferó Aliena al tiempo que estampaba a una sombra contra una pared y le partía el cráneo en dos. Pero no le dio tiempo a esquivar a otro y cayó al suelo, rompiéndose una costilla. ―Mierda.
― ¿Se puede saber que estás haciendo?― Gritó Mhira histérica al oír a su prima.― ¿Y dónde te has metido?
―Estoy en el callejón que hay cerca del establecimiento donde estábamos. Habían tres sombras allí que no dejaban de mirarnos y he decidió salir para que me siguieran y dejaran en paz a Tamara con Marc. Pero ahora son doce y me he quedado sin balas. ¡Joder!― Volvió a gritar Aliena mientras le partía el cuello a una sombra que había tratado de agarrarla por detrás.― Once. Me acabo de cargar a una.
―Voy para allá.― Dijo Mhira mientras salía corriendo a ayudar a su prima.
Pero parecía que las sombras no se acaban nunca. De pronto se dio cuenta que estaba siendo atacada por más de veinte engendros.
No iba a salir de allí sin sufrir daños. De eso estaba segura. Pero tampoco se iba a rendir. Ella era Aliena, una Valyria, la Princesa de Luz, hija de Nymeria y Daniel, así que pelearía hasta el último aliento.
Un tipo enorme la agarró por detrás, tratando de ahogarla. Le apretaba con tanta fuerza la garganta que estaba segura que en menos de un minuto se iba a quedar sin aire. Eso no iba a matarla, pero sí a dejarla fuera de combate para que hicieran con ella lo que les diera la gana. Se acordó de los dichosos zapatos que llevaba, y le clavó el tacón con todas sus fuerzas al tipo en cuestión, traspasándole el empeine. El tipo vociferó de dolor, pero Aliena ya empezaba a marearse a causa de la falta de oxígeno.
―No la sueltes―. Gritó el líder de las sombras. ―Tenemos que traspasarle el corazón con la espada y cortarle la cabeza para nuestro señor.
Aliena empezó a verlo todo turbio y borroso. Aquel tipo no dejaba de apretar con fuerza sobrehumana su cuello. En un intento desesperado, le clavó el otro tacón en el otro pie y cuando el tipo se dobló ligeramente de dolor, Aliena lo agarró por los testículos con toda su fuerza y se los estrujó, hasta que la sombra empezó a soltar su sujeción y Aliena cayó al suelo, con la mirada perdida, tratando de recobrar el aliento.
Las sombras fueron a por ella. Estaba indefensa y tirada en el suelo. No tendrían una oportunidad como aquella. La Princesa de Luz iba a caer en sus manos, y su señor iba a estar enormemente complacido por el trabajo que iban a hacer.

Arestes supo que aquel era el momento de actuar. Llevaba casi cien años observando desde la lejanía a Aliena. Él tenía las mismas ganas que aquellas sombras de verla muerta, pero primero necesitaba que Aliena cumpliera con su misión y eliminara al que un día se hizo llamar el Príncipe de las Sombras. Ella tenía que matar a Magnus y luego él, cuando hubiera ocupado su lugar y tuviera a todas las sombras a sus pies, ya se encargaría de Aliena. Pero de momento la necesitaba viva.
 Saltó desde su posición y cayó al lado de un tipo, al que le arrancó el corazón con sus propias manos en el mismo momento en que se giró. Se abalanzó hacia la decena de sombras que rodeaban a Aliena con su espada en la mano. Era la misma espada con la que había matado a Ele cien años atrás y que le habían robado a una Valyria hacia un par de siglos. Decapitó a cuatro de un solo golpe y atravesó a dos más como si fueran un pincho moruno. Se plantó entre Aliena y las sombras que pretendían matarla, blandiendo la espada y con el odio reflejado en su mirada.
― ¿Ahora te dedicas a proteger a la mujer que te quiere matar?― Le dijo el líder de las sombras. ―Apártate de ahí si no quieres que te matemos a ti también.
―Mira que puedes ser ridículo cuando te lo propones, Zacarías. ¿De verdad crees que tú y tus esbirros podéis conmigo?
―Apártate Arestes. No estoy bromeando―. Zacarías dio un paso adelante y las demás sombras le imitaron.
―Voy a contarte un secreto, Zacarías. Os voy a matar a todos, excepto a ti. Y le vas a dar un mensaje al capullo de Magnus. No tocará a Aliena mientras yo esté aquí. Ella cumplirá con su destino.
Y sin mediar más palabras, Arestes ejecutó su danza mortal. Giró sobre sus talones y destripó a varias sombras, mientras las demás trataban de atacarlo. Otra sombra no hubiera tenido ninguna posibilidad de salir con vida de allí, pero Arestes había acumulado mucho poder en los últimos decenios, con la clara intención de proteger a Aliena y luego utilizar esa misma fuerza para eliminarla.
Pero de pronto, desde el otro lado del callejón se oyó el cántico de una Valyria que acudía al rescate de su princesa. Mhira había llegado y en una mano llevaba un arma con la que empezó a disparar y con la otra sujetaba una lágrima.
Arestes se acuclilló al lado de Aliena y le dijo al oído: ―Mantente con vida y fuerte, princesita, hasta que elimines a Magnus, porque luego iré a por ti―. Y como la sobra que era, desapareció.

Mhira corría como una posesa por la calle, empujando a todo aquel que se le cruzaba por delante. Derrumbó a una mujer que paseaba a su perrito y estampó a un joven contra una papelera. Tenía que llegar a tiempo de ayudar a su prima.
Joder Aliena, ¿por qué te has tenido que largar sola? Maldijo para sus adentros, sabiendo la respuesta incluso antes de formular la pregunta. Aliena había ido a cumplir con su cometido; proteger a su Tamara mientras estaba con Marc. Si aquellas sombras habían estado allí era para espiarlas y mantenerse al acecho, por si Marc no resultaba ser el Vahal de Tamara, ambas primas tendrían que ir a protegerla. Y Aliena había decidido adelantarse a ellas.
Sacó su pistola cuando vio que el callejón estaba cerca y se arrancó la lágrima que llevaba colgando del cuello. Entró a tropel en el callejón, pegando tiros y gritando las palabras que tanto temían las sombras.
Mhia sha rho―. Vociferó al tiempo que le disparaba a un tipo volándole la tapa de los sesos. En ese momento vio como un sombra estaba acuclillada al lado de Aliena. ―Arestes―. Farfulló Mhira mientras corría hacia su prima. Pero antes de llegar, Arestes había desparecido. Miró a su alrededor y vio el desastre que había allí. Había cerca de quince cadáveres esparcidos por el suelo. El resto de las sombras habían desaparecido.
Aliena había conseguido recobrar el aliento. Se incorporó lentamente y vio el dantesco espectáculo que presentaba ante sus ojos. Hombres muertos tirados en el suelo, como si fueran marionetas rotas y abandonadas. Y recordó las palabras de Arestes. Mantente con vida y fuerte, princesita, hasta que elimines a Magnus, porque luego iré a por ti.
Así que eso es lo que quieres de mí. ¡Maldito cabrón! Pensó mientras hacía que sus dientes chirriaran de furia e ira. Le pegó una patada a una lata de cerveza que había allí y vio como quedaba espachurrada en la pared de enfrente.
― ¿Me estás escuchando, Al?
―No―. Dijo sin mirar a su prima. Estaba tan furiosa consigo misma y con Arestes que en ese momento no le apetecía hablar con nadie y mucho menos que su prima le echara una bronca, que era lo que iba a hacer.
―Te he dicho que no deberías haber venido sola. ¿Qué te hubiera costado decirme lo que pasaba?
― ¿Es qué no sabes pillar las indirectas, Mhira?
―No te hagas la graciosa conmigo, ¿quieres? Te podrían haber matado, Aliena. De verdad que a veces me da la sensación de que no eres consciente del papel que te queda por desempeñar.
―Hazme un favor, Mhira, deja de joderme que no estoy de humor. Será mejor que preparemos esto. Haremos que parezca una pelea entre bandas callejeras. Tú ocúpate de ese lado―. Y acto seguido se dispuso a preparar a la mitad de los tipos muertos para que pareciera una pelea entre bandas.
Al cabo de cinco minutos las dos primas ya habían terminado con su trabajo y se encaminaban hacia el coche. Aliena se hartó de llevar los tacones puestos y se los quitó. Iba a lanzarlos a una papelera cuando su prima se los arrebató de la mano.
―Si tiras mis Manolos de dos mil euros a la basura, te arranco la cabeza―. Le dijo con el ceño fruncido y cara de mala leche. Aliena jamás comprendería para que servían unos zapatos de tacón de dos mil euros más que para causarte dolor de pies.
Aliena siguió sin mediar palabra con su prima cuando entraron en el coche. Lo primero que hizo fue quitarse los dichosos vaqueros y la camiseta y volver a enfundarse su mono de piel, sus botas y colocar el Whiren en su sitio. Si algo había aprendido aquella noche era que jamás se volvería a separar del cuchillo que un día forjó Él. Y que tras clavárselo a Magnus en el corazón, insertaría en él al capullo de Arestes.
Te vas a arrepentir, Arestes. Juro que vas a lamentar haberme dejado con vida.
― ¿Por qué crees que te ha atacado Arestes?
―No quiero hablar de ello, Mhira.
―Joder Aliena, ¿tanto te cuesta reconocer que tengo razón y que no tenía que haberte ido sola? Lo único que no entiendo es por qué quiere eliminarte Arestes. Si te mata, no podrás cargarte a Magnus y por tanto, él no será el Príncipe de las Sombras. Mira que puede ser estúpido ese tío cuando se lo propone.
― ¿Le queda mucho a Tamara?― Dijo Aliena sin hacerle caso a su prima.
―No tengo ni idea, ¿por qué?
No le respondió. Sacó su iPhone y llamó a Shura.
―Hola Al―. Le encantaba aquella Valyria. Era fuerte, dura, pero de un corazón inmensamente noble.
―Shura, ¿estás ocupada?― Desde que Shura había encontrado a John el día que ayudó a su padre a sacar a su madre de la discoteca The Hell, Shura estaba muy ocupada, normalmente en la cama con su Vahal.
―No, cielo. ¿Quieres algo?
―Sí. Verás Mhira y yo estamos haciendo guardia frente un hotel donde está Tamara con un hombre, que al parecer es su Vahal. Pero yo tengo cosas que hacer en casa y Él me había pedido que fuera a verle, para hablar conmigo y se me había olvidado. ¿Podéis venir tú y John y hacerle compañía a Mhira?
―Claro. Dame la dirección―. Aliena le dio la dirección y la Valyria le prometió llegar en menos de quince minutos.
―Dime que no te vas a ir sola a buscar a Arestes o llamo a tu madre y le cuento lo que ha pasado.
Aliena fulminó con la mirada a su prima antes de responderle.
 ―Me largo a casa, lista. Estoy hasta los ovarios de esperar a que Tamara acabe de echar el polvo de su vida―. Y volvió a clavar su mirada al frente. Lo que iba a hacer era darle una soberana paliza a Magnus por mandar a aquellas sombras a por ella. E informar a su bisabuelo. Porque tras la pelea, Aliena estaba segura de que se escondía algo más.



[1] Mhado: Reconstrucción del himen de una Valyria tras haberse acostado con un hombre que no es su pareja.
[2] Mhia sha ro: que la luz te atrape (expresión en lengua valyria)
[3] Whiren: puñal forjado por Él (Él hace referencia a un ser ancestral conocido como El Bien) El Whiren sirve para eliminar a las sombras. 

noticias en premios literarios

Buenos días amigos:
Os dejo en enlace con la noticia del fallo del X certamen de la editorial terciopelo que se hizo eco en premiso literarios.
Gracias a todos. 

jueves, 21 de enero de 2016

La princesa de luz en amazon

Hola Amigos:
Aquí os dejo la sinopsis de La Princesa de Luz y dónde conseguirlo:

El destino de Aliena se acerca. Ella es a encargada de eliminar a Magnus, su propio abuelo y antiguo Príncipe de las Sombras. Pero para ello deberá luchar, amar y entregar todo lo que es a Arestes, es traidor de su abuelo y actual Principe de las Sombras. Pero aquellos que dictaron su destino hace cien años se sorprenderán cuando Aliena lo reescriba a fuego y sangre

amazon.es


Feliz día a todos.

miércoles, 20 de enero de 2016

Asistencia al RA

Hola amigos.
Como dije ayer, este año voy a estar en el RA. Para todos aquellos que asistáis, informaros que mis libros se pueden comprar en amazon.es
De momento hoy os dejo el primero
La Reina Valyria
El libro se puede comprar en formato papel o kindle.
Os dejo la sinopsis.
Fuerte, rápida, inteligente y con muy mala leche. Así es la Reina Valyria, obligada a ser la Elegida, aquella que derrotará al Príncipe de las Sombras. Pero para conseguirlo deberá tragarse su orgullo, deberé dejarse dominar por su Vahal, su mitad, aquel con quien deberá compartirlo todo, su inmortalidad, su cama, su cuerpo y su alma, para cumplir con su destino y liberar a los humanos de la amenaza de la oscuridad. Un libro cargado de peleas, batallas, amor y sexo que no dejará indiferente a nadie.

¿Te lo vas a perder?