Fue Victoria, con su curiosidad innata y su facilidad para exponer sus pensamientos e ideas en voz alta, la que rompió el silencio.
-¿Y treinta hombres son suficientes para acabar con todos vosotros?
-En principio, no.- Respondió Drake.- Pero hay que tener en cuenta que Jake no sabe que estamos aquí. Mi pregunta es, ¿no sospecha él que si le hace algo a algún miembro de esta familia, el resto acudiremos en su ayuda?
-¿A dónde quieres llegar, Drake?- Pregunté, porque sabía que tras sus suposiciones y teorías, siempre había algo más.
-¿No es posible que Jake sólo haya transmitido a Charles lo que le ha convenido y oculta un as bajo la manga? Ni siquiera treinta hombres fuertes y armados me parecen los suficientes para deteneros a ti o a Chris.
-La idea de Jake no es detenernos, sino capturar a alguien que sea querido y apreciado de manera especial por mí, y ofrecerme su vida a cambio de la mía. Luego, pretenderá hacerle creer a Chris que me perdonará la vida a cambio de la suya.
-Pero tú no dejarás que él dé su vida por ti. Lucharás antes de permitir algo así.- Siguió especulando Drake.
-Es un poco complicado que yo luche si ya estoy muerta.- Y el eterno pecho de Chris volvió a gruñir de manera aterradora, acompañado por el de Lucian.
-Sigo pensando que Jake oculta un as bajo la manga.- Dijo Drake, que parecía que pensaba en voz alta en vez de hablar con alguno de nosotros.- Si no, su plan no tiene ni pies ni cabeza. Charles debe haberle dicho que Chris ha vuelto.
-No lo ha hecho.- Repliqué.- Quería colgarse él solito el mérito de haberme atrapado a mí o a Chris. O incluso a ambos.
-De todas formas, -dijo Lucian mientras se ponía en pie, -tenemos otro problema añadido.- Y sus bonitos ojos azules se fijaron en mi amiga y hermana del alma.- Hemos roto el pacto.
-¿El pacto?- Dijo Vic, frunciendo el ceño.- ¿De qué hablas?
-¿Le hablaste del enfrentamiento que hubo hace siglos entre los cazadores?- Me preguntó Lucian, sin dejar de mirar a los ojos de Victoria.
-Más o menos. Les comenté por encima qué es lo que ocurrió, pero no entré en detalles.
-Entonces, tal vez, sea mejor que les contemos todo lo que ocurrió.- Dijo Lucian mientras tomaba de la mano a Victoria y la invitaba a sentarse en una de las sillas. Él tomó asiento a su lado. -Hace unos ochocientos años, la casta de los cazadores era bastante grande, y dentro de la alta esfera, es decir, de los que tenían el poder, comenzaron a haber disputas internas. Y esas peleas tenían que ver con nuestra existencia y con el poder. Algunos de los cazadores creían que no todos los que eran como nosotros debían ser cazados y eliminados. Algunos de nosotros, entre los que estábamos Helia y yo, Osiris, su esposa y alguno que otro más, nos negábamos a ser lo que éramos y a alimentarnos de humanos.- Victoria tembló ligeramente en su silla cuando oyó aquellas palabras, y Lucian agachó la cabeza durante un segundo, probablemente por la vergüenza que sentía al haber habido una época de su vida en la que él siguió esa dieta.- Pero aun así, los cazadores parecían dispuestos a eliminarnos. Hubo uno de ellos, un máximo jefe de escuadrón, que no creía en lo mismo. De hecho, él pensaba que era posible una coexistencia pacífica entre ambas especies. Es más, nos ofreció una paz a cambio de un pacto, que ambas partes debíamos cumplir. El pacto de Maximiliano, consistía en que ninguna de las dos partes debía revelar la existencia de ninguno de los demás a los simples humanos. Ellos debían seguir permaneciendo en la ignorancia. A cambio, nosotros no nos alimentaríamos de humanos y los guardianes acudirían en nuestra ayuda cuando fuera necesario, como ocurrió el día de la playa. Ese pacto no se ha roto a lo largo de ocho siglos, y entre los guardianes, como se hacen llamar, y los morwins, como se nos conoce, no ha habido ningún problema. De hecho, de vez en cuando, nos reunimos y tenemos largas conversaciones. -Victoria seguía el hilo de la historia que Lucian contaba, aunque realmente parecía que solo le hablaba a ella.- No obstante, los guardianes son expertos en el arte de la lucha. Yo mismo les he visto luchar y entrenarse. Son mucho más buenos que los cazadores, porque para ellos el fallo no está permitido, y deben ser capaces de matar tanto a los nuestros, como a los humanos. Sin excepción, sin vacilación y sin remordimientos. Son sensatos y estudiosos, guerreros y letales. Jake no es más que un insignificante guerrero a su lado.
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