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jueves, 16 de junio de 2011

La Llama del Ángel (Capítulo XIV)


SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
  Aquella noche la casa se quedó medio vacía. Lucian y Chris se fueron de cacería. Y los demás, a excepción de Helia y las humanas que vivíamos en esa casa, se fueron a cumplir las órdenes de Alice.
  Cuando Lucian y Chris se fueron, vi cómo los ojos de Victoria reflejaban algo que no había visto hasta ese momento. Recelo, miedo y, tal vez alguna pincelada de amor.
  -Vic, ¿te apetece dormir conmigo esta noche? Hace mucho que no charlamos.
  -Claro Kara.- Y se puso en pie de un salto, con esa energía suya.
  Me tiré en plancha sobre la cama en cuanto llegamos. Aquella noche parecía que iba a hacer menos calor, así que abrimos las ventanas y apagamos el aire acondicionado. Victoria se tumbó a mi lado, después de ir al dormitorio que ocupaba y ponerse el pijama.
  -¿De qué quieres que hablemos?
  -De ti. ¿Cómo te encuentras?
  -Agotada. Los entrenamientos son duros, pero merecen la pena. No quisiera verme indefensa ante alguien como Alice.
  -Sí.- Dije con una media sonrisa al recordar de lo que era capaz de hacer mi amiga.- Alice es un torbellino. ¿Y lo demás, cómo lo llevas?
  -Bueno, lo de estar recluida no va conmigo, pero no me queda más remedio. Así que trato de llevarlo lo mejor que puedo. Y Lucian me ayuda con ello. Charlamos mucho y me da muchos consejos sobre los entrenamientos.
  -Lucian es un buen guerrero. Y se preocupa por ti.
  -Lo sé.- Y sonó como si tras aquellas dos palabras ella quisiera esconder algo más.
  -¿Te gusta, verdad?
  -¿Eh?- La había pillado con la guardia bajada, muy bajada.
  -He visto como lo miras y, me he dado cuenta de que cuando él se acerca a mí, hay una punzada de celos en tu mirada.
  -¿Tanto se me nota?- Y sus mejillas se encendieron.
  -No creo que él lo haya notado. No a menos que tú hayas pensado en ello mientras él te ha tocado. Recuerda que es capaz de saber tus pensamientos si te toca.
  -Lo sé. Ya tengo cuidado con no pensar en ello cuando él está cerca. De todos modos no importa. Él está enamorado de ti.
  -No estoy de acuerdo con esa afirmación.- Sus ojos me mostraron el desconcierto ante mis palabras y una breve llamarada de esperanza.- Verás, Drake tiene la teoría de que sólo está confundido. Y Drake es capaz de sentir los sentimientos de los demás como si fueran los suyos propios.
  -Entonces, probablemente sabrá lo que siento por Lucian.- Asentí.- Vaya mierda.- Pensó, pero la escuché.- De todas formas, seguimos en el mismo punto. Hasta que él no se dé cuenta de todo eso, no importa lo que yo sienta o deje de sentir por él.- Suspiró.- ¿Recuerdas las veces con las que bromeé con eso de tener un hermano de Chris para mí?- Asentí. En muchas ocasiones aquella frase me había hecho reír.- Pues hay que fastidiarse, porque mira que es castigada la lengua. Es como si el destino se hubiera querido mofar de mí.
  -Tal vez él pueda corresponderte.
  -Lo dudo Kara. Pero de todas formas, gracias por tu apoyo.
  -Ya sabes que estoy aquí para lo que quieras.- Y bostecé. Los párpados empezaban a pesarme.
  -Duérmete. No me apetece que Chris se enfade conmigo por no dejarte descansar.
  -Mm…- fue todo lo que alcancé a decir antes de quedarme frita. 


  Hubiera querido que aquella conversación se alargara un poco más, pero estaba exhausta. No sabía qué hora era, pero me di la vuelta en la cama y, en vez de tropezarme con Victoria, unos gélidos y fuertes brazos me atraparon, encerrándome en una prisión de la que yo no quería escapar.
  -¿Ya has vuelto?- Pregunté sin abrir los ojos y buscando a tientas sus carnosos labios.
  -Sí. Duérmete. Es muy pronto.- Y me dio eso que tanto ansiaba. Un dulce beso.
  -Mm… ¿Y Vic?- Me acurruqué contra su torso. Su aliento me hizo cosquillas en el cuello.
  -Lucian se la ha llevado en brazos a su dormitorio. Estaba dormida.- Su pecho comenzó a ronronear, componiendo esa nana que era para mí.
  -Debería dejar de hacer eso.- Murmuré. Y no fui capaz de pronunciar ni una palabra más. Me quedé profundamente dormida entre los brazos de Chris.
  Como cada mañana, los dulces besos de Chris me despertaron y, sus ojos iluminaron mi vida y mi alma. Esa mirada suya, siempre devota y cargada de amor, era capaz de acariciar lo más profundo de mi ser. Y conseguía, que una vez tras otra, cayera rendida a sus pies.
  -Buenos días.- Me susurró con sus labios muy cerca de los míos.
  -Buenos días.- Y le besé, dejando que fuera él el que le pusiera la intensidad a ese beso. Me tomé unos segundo para recuperar el aliento. Había sido un ardiente beso y, como siempre, se me había olvidado respirar.
  -¿Puedo preguntarte algo?- Asentí mientras permanecía abrazada a su cintura.- ¿Qué quisiste decir anoche con eso de que Lucian no debía llevar a Victoria en brazos?
  -¿Dije eso?- Pregunté frunciendo el ceño. En mitad del sopor mi mente me había traicionado.- Bueno, le sonsaqué a Victoria qué es lo que siente por Lucian.- Su hermosa y nívea frente se pobló de arrugas.- Se ha enamorado de tu hermano.- Y se quedó sin palabras.- Prométeme que no le vas a decir nada. 
  -Prometido.- Dijo levantado la mano en señal de juramento. Pero su mirada era traviesa, y sabía que escondía algo más detrás de esa palabra. Así que alcé la ceja.- Voy a dejar ese lío en tus manos.
  -Muy gracioso.- Le reproché. Sabía que en el fondo todo esto le preocupaba, pero trataba de que pareciera una situación cómica.
  -Sabes, me preguntó si queda alguien más a tu alrededor que pueda caer rendida ante uno de nosotros.- Y estreché la mirada. No tenía claro que quería decirme con eso.- Bueno, tú fuiste la primera que se enamoró de un miembro de mi familia.
  -Eso era inevitable. Tú eres mi destino.- Afirmé tajantemente. Sacudió la cabeza mientras ponía los ojos en blanco.
  -Después de ti, tu madre se enamora de mi padre. Trizia de Keinan. Y ahora Victoria de Lucian. ¿Quién nos queda?
  -Drake, que seguro que tiene una teoría para todo esto.- Y sofocó una risa.
  -Probablemente. Ya le conoces. ¿Bajamos a que desayunes?
  -Sí, tengo hambre.- Y se rió de mí.
  -No me acostumbro a verte comer por propia iniciativa. Me parece un milagro.- Dijo poniéndose en pie y ofreciéndome sus manos para que me levantara.
  -Lo que resulta milagroso es que no pese cerca de una tonelada con todo lo que como y lo poco que me muevo.- Pero bajé con él a zamparme un desayuno completo.
  Definitivamente la ola de calor terminó y, volvimos a recuperar la temperatura normal de la época del año en la que estábamos. Di un pequeño paseo con Chris alrededor de la casa y, cuando los entrenamientos empezaron me senté junto a Chris en el porche a ver como evolucionaban mi madre, mi prima y mi amiga.
  Aunque lo cierto era que no prestaba atención a qué era lo que ellas hacían. Tenía mi atención puesta en Lucian, que no dejaba de observar cómo evolucionaba Victoria. A ratos su rostro mostraba preocupación, en otros momentos satisfacción y, a veces incluso miedo. Eso hizo que me planteara una idea, que creía que era de lo más absurda.
  -Ahora vuelvo.- Le dije a Chris, que me acunaba en su regazo y me acariciaba el cuello, siguiendo el recorrido de mi yugular. Mientras fuera humana, mi efluvio sería un reclamo para él.
  -¿A dónde vas?- Y no le respondí con palabras. Me limité a señalar a su hermano con la cabeza.- Suerte.- Me musitó al oído provocando que se me pusieran los pelos de punta.
  Me acerqué con sigilo por la espalda y toqué su hombro derecho. Giró sobre sus talones y me miró desconcertado. Puse mi dedo en sus labios, impidiéndole hablar y le indiqué con la cabeza que me acompañara. Victoria no se percató de nuestra ausencia. Estaba demasiado concentrada en esquivar los golpes que Keinan trataba de propinarle.
  -¿Ocurre algo, Kara?
  -Puede.- Me apoyé en un tronco caído. La barriga me pesaba mucho. Mis hijos parecían crecer por momentos en vez de por semanas.
  -¿Estás bien?- Noté la preocupación dibujada en su voz.
  -Sí Lucian. No te preocupes. Quiero hablar de ti.
  -¿Disculpa? No te entiendo Kara. ¿Seguro que estás bien?- Cada vez parecía más desconcertado, así que lo solté de sopetón.
  -He visto como miras a Victoria.- Y durante una brevísima milésima de segundo, agachó la mirada. Había dado en el blanco y mis sospechas eran ciertas.- Creo que empiezas a sentir algo por ella.
  -Es… es complicado Kara. Y no creo que tú la persona adecuada con la que deba hablar de esto.
  -¿Por qué?
  -Por las miles de veces que te he dicho que estoy enamorado de ti, por el beso que te robé en el bosque y por que tenías razón cuando dijiste que estaba confundido respecto a lo que sentía por ti. Me siento como un estúpido. Y me culpo de haberte causado tanto dolor durante catorce años. Nunca debí obligar a Chris a irse.
  -En el fondo sabes que si él no hubiera querido, no se hubiera ido. Así que de eso no te culpes.
 -¿Y de lo demás, sí? Porque ha sonado como si me lo reprocharas.
  -De verdad Lucian, que a veces pienso que no me conoces lo más mínimo. No te voy a reprochar nada.
  -Pues tienes todo el derecho del mundo. Te lo aseguro.- Apoyó su espalda sobre un tronco y se dejó caer, como si sobre sus hombros descansara el peso del mundo.- Estoy más confundido que nunca.- Y se frotó la sien con las manos.- Sé que te quiero, de eso estoy convencido y nadie me va a hacer cambiar de opinión. Pero por otro lado, Victoria ha empezado a despertar sentimientos en mí. Ella es… bueno es Victoria. Dulce a ratos, un torbellino en otros, vivaracha, vital, espontánea, impulsiva, alegre, optimista, inteligente,…
  -Hablas como un hombre enamorado.- Le dije con la mayor de mis sonrisas en mi rostro.
  -Y si estoy enamorado de ella, ¿qué es esto que siento por ti?
  -Tal vez amor fraternal. ¿No sé te ha ocurrido pensar en ello?
  -No lo sé Kara. Te juro que no lo sé.
  -Drake tiene la teoría de que estás confundido en cuanto a lo que sientes por mí.  
  -Así que de ahí es de dónde lo sacaste.- Y levantó las cejas.- Drake tiene teorías para todo.
  -Dímelo a mí.- Y me señalé la barriga. Lucian sonrió abiertamente.
  -Aun así, aunque crea que esto que siento por ti es simplemente amor fraternal, no dejo de pensar en que tal vez también esté confundiendo los sentimientos que despierta Victoria en mí. Y no puedo hacerle eso, ni a ella, ni a ti, ni a mí.
  -¿Qué pinto yo en mitad de vosotros dos?
  -Kara, aunque yo ame a Victoria, una parte de mí siempre te pertenecerá. Eres mi mejor amiga, has lidiado con mi mal carácter, con esta obsesiva manía mía de separarte de Chris, has matado por protegerme a mí y a mi familia. Te debo mucho, y en parte, descubrir que siento esto por Victoria me hace sentir como un traidor.- Arrugué la frente en señal de incomprensión.- Siento como si te estuviera traicionando.
  -Eso es estúpido Lucian. No me debes nada.
  -Eso es lo que más me fastidia.- Refunfuñó ligeramente enfadado. Arrugué la frente de nuevo.- La capacidad que tienes de entender las cosas; la facilidad con lo que te lo tomas todo. A veces es desesperante.
  -¿Qué prefieres, que me dé un ataque de celos? ¿Eso te haría sentir mejor?
  -No lo sé. Tal vez.- Me puse en pie y me acerqué a él.
  -Escúchame Lucian, yo lo único que quiero es que seas feliz, y si es con Victoria, mi alegría será doble, porque os quiero a los dos y porque sé que ella es capaz de borrar la supuesta huella que yo he dejado en ti. Victoria es estupenda, una tía fantástica, que te puede hacer feliz. Ella te quiere Lucian.- Levantó la cabeza y me miró con sus hermosos ojos azules desconcertados.- Se lo saqué anoche. Me di cuenta de que su mirada cambiaba cuando te acercabas a mí. Se veía claramente que se sentía celosa. Te quiere Lucian. No desaproveches la oportunidad de ser feliz.
  -No Kara. No voy a hacer nada.- Iba a protestar, pero se levantó y puso su dedo sobre mis labios.- No hasta estar seguro de que he estado cerca de quince años confundido. Si me acerco a Victoria y luego me doy cuenta de que te amo a ti y no a ella, le haré daño. Y no se lo merece. A demás, Victoria es impulsiva, quién sabe si no le daría por huir al descubrir que no la quiero de verdad. No pondré su vida en peligro.
  -Si hablas así es porque la amas.
  -No correré el riesgo.- Y supe que no habría manera, humana o no, de hacerle cambiar de opinión.
  -Vale, pero cuando descubras que estás enamorado de ella, vas a lamentar el tiempo perdido.- Y le pellizqué la nariz. Me senté de nuevo.
  -Eres un monstruo cuando te lo propones.- Y me sacó la lengua.
  -Pues te fastidias, porque es lo que hay.- De pronto se puso serio.
  -¿Sabes que, pase que lo pase, siempre podrás contar conmigo, verdad?
  -Lo sé Lucian.- Me tendió las manos para que me levantara. Y cuando lo hice, se las apañó para amoldar mi cuerpo al suyo y estrecharme entre sus brazos. Pero esta vez, ese abrazo fue distinto a los demás. No trataba de retenerme a su lado, ni demostrarme que me quería. Era un simple abrazo de agradecimiento. Un abrazo de amigos. Por lo menos por su parte.

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